lunes, 27 de abril de 2015

Corazón a medio coser.

¿Dónde estás tú?
Que llevo seis inviernos esperando tu mirada.
¿Dónde estás?
Que se me secan los labios y se fatigan mis dedos 
de tanto escribirte.
No hay corazón tan disparatado que aguante tan apesadumbrado sentimiento,
ni piano capaz de hacer sonar tan pesarosas melodías.
No existe nadie tan irracional,
que ame tan desesperadamente
a alguien que no conoce
ni quedamente.
Tengo el corazón a medio coser,
latidos dubitativos, 
poemas heridos.
¿Dónde estás tú?
Que la lluvia parece calarme hasta los huesos,
robándome versos 
tan temerosos
como mis besos.
¿Dónde estás?
Que Abril parece agotarse
y no esperará por nadie.
Escapan mis palabras y corren a buscarte
antes de que mañana sea demasiado tarde
para volver.
Tengo miedo de que seas tú, el primero.
Tengo miedo de volar y quedarme sin cielo.
Tengo miedo de que me conozcas
y no ser lo que creías.
Pero
aun así,
no huyas que
aunque yo sea un desastre
tengo una mirada sincera
y muchos, muchos versos
para regalarte.




Que mirada tan bonita,
que color tan hipnotizante.
22|47 p.m.
27.04.2015
Collie.










miércoles, 15 de abril de 2015

Salvación.

Tengo el corazón acongojado por miles de derrotas.
Tengo batallas dibujadas en mi piel, la palabra amor atorada en mi garganta, la última tormenta de Abril en mis ojos.
Tengo tanto que me quedo sin ti.
Necesito  huir y volar, quiero palpar el sonido de la libertad en mis pestañas, quiero gritarle al viento hasta quedarme sin alma.
Quiero dormir en el regazo de algún árbol, y soñar, soñar que recuperé mi sonrisa de las pirañas.
Caí en el laberinto de los intentos fallidos, cada paso que doy parece ser el definitivo pero aunque el pulso me tiemble y el aliento me falte, seguiré dedicándote mis noches de hastío hasta la madrugada, seguiré escribiéndote cada verso que me ayude a encontrarte, seguiré trazando cada amanecer que me lleve hasta donde tu voz pueda salvarme de otra batalla que despierta en mis venas pero que nunca termina.
Estoy tan perdida y hace tanto frío aquí que se me congela hasta el habla, el dolor me nubla, tropiezo y caigo, me rompo y sangro. Confundo espinas con bellas flores y corro y las abrazo.
Me están matando.
Esperé a quien nunca me correspondió al mismo tiempo que me ahogaba en mares de sangre que producían mis ojeras, pero mientras mi cuerpo era llevado por el ritmo fúnebre de la marea, por un momento pude escuchar tus labios suplicando por mi vida, y entonces supe que aún no era tiempo de partir.
Y es que todavía tengo una batalla por combatir y una guerra por ganar.

Respirar.

Luchar por encontrarte, mi grito de guerra favorito.

Vivir.

Dos noches de palpitaciones alteradas y sueños rotos.
Collie.
01|01 a.m.