lunes, 27 de julio de 2015

A quien se va para no volver pero que siempre estará en mi corazón.


No importa cuantas veces me desangre al reabrir mi herida para escribirte una vez más,
no importa lo mucho que duela recordarte si con ello, aunque sea por un momento, puedo hacer que vuelvas conmigo.
No importan las madrugadas que pase llorando gritando tu nombre, no importa las veces que desee estar muerta para ir corriendo a buscarte.
No importa que mis pies no hayan podido soportar el temblor de mis piernas, no importa que mi corazón parezca detenerse cuando reconozco algunos de tus gestos en otra persona.
No importa que en sueños te vea pero no pueda atraparte. No importa que me deje la voz diciendo una y otra vez que jamás me arrepentiré del tiempo que pasé contigo, que te necesito, que sin ti me duele hasta respirar.
No importa que jamás pero jamás pueda llenar el vacío que dejaste en mí, no importa que se haya apagado uno de los motores de mi vida y que ahora no sepa qué hacer si el sonido de tú risa me motivaba a seguir.
No importa que el no poder abrazarte me desgarre tanto por dentro, no importa que me haya olvidado de sonreír, no importa que cada día me rompa un poco más.
No importa que el silencio me atrape, que la oscuridad me ahogue.
No importa, nada de esto importa.
¿Y sabes por qué ? Porque a pesar del dolor, del llanto, a pesar de no pueda mirarte ni sentir tu piel, a pesar de las críticas y los reproches, a pesar de que te hayas ido para no volver, siempre, siempre estarás vivo en mi corazón, donde permanecerás intacto.
Y eso es algo que nada ni nadie podrá cambiar.

Veintisiete de julio del quince.
22|42 p.m
Collie.