sábado, 18 de marzo de 2017

Existencia utópica.

¿Existirá algún día aquel lugar idílico donde todo recuerdo tormentoso pueda ser eliminado, donde sudores fríos no nos arropen cada noche...?
¿Dejará mi cuerpo de estremecerse ante el peso de una conciencia que no sabe de olvidos, ni de hacer las paces con su pasado...?
Quisiera salir corriendo y desaparecer, liberarme de llantos amargos y taquicardias que abruman mi corazón.
Quisiera ser tan liviana como ese pajarillo que solo es consciente de su propio aleteo... y poder esconderme en algún rincón lejos del peso de esta sociedad que tan mal corrompe el espíritu.
¿Dónde está lo que merezco?
¿Dónde se halla mi alivio?
A cara y cruz me encuentro con mi persona.
Sé que esto que tanto me altera hoy, es la esencia de lo que soy y no puedo dejar de ser.
A cada pensamiento reflexivo me invade con el una sensación de perdición y de profunda tristeza.
Paso por paso voy dibujando mi esquela.
¿Para qué vivir? -susurran esas voces que todavía no han desaparecido-.
¿No son las personas una masa detestable de arrogancia e hipocresía,
de enfermedad y esclavitud?
¿Para qué vivir entonces si del sufrimiento nunca lograremos salir...
si nunca será justo para todos, ni los que lo merecen podrán ser feliz?
Pero... ¿existe acaso esa felicidad que tanto anhelamos?
¿No es tan solo otra sombra idílica de lo que quisieramos lograr?
No sé, pero morir en tus brazos me haría recuperar aquella paz que me fue arrebatada en el preciso momento en el que nací.





(Y ante la suavidad de aquella última caricia: supe que mi lugar idílico siempre sería al lado de mamá).

Collie.
17.03.2017